En la era digital, la música trasciende las fronteras del lenguaje, la cultura y la geografía. La manifestación del K-pop ha emergido como un fenómeno global, alcanzando a una gran cantidad de personas de todas las condiciones. Sin embargo, lo que distingue a este género musical es la conexión única entre los ídolos y sus fans.
Esta cercanía no se debe sólo a las letras de sus canciones, sino que se suelen desarrollar actividades por parte de los fanáticos en reconocimiento de los artistas a los que tanto admiran. Esto repercute en la forma de relacionarse de esta comunidad, pero también, desarrolla un impacto económico interesante.
En Corea del Sur, estas manifestaciones son tan continuas que cada día se han extendido a otros países. Los ejemplos más recurrentes son la tradición fiel de festejar cumpleaños y el aniversario del debut de algún grupo.
Por un lado, los artistas suelen publicar material exclusivo, realizar lives en Weverse para agradecer a sus fanáticos o incluso, hay manifestaciones benéficas, como Yunho de TVXQ quien donó todas las ganancias de su papel en “Ode to My Father” a la Fundación Green Umbrella Child.
Este ejemplo conmovió tanto a los fans que han creado colectas para realizar donaciones a otras causas a nombre de sus idols en sus cumpleaños, una acción que cada vez es más común en la industria.
Los eventos más recurrentes son reuniones en cafeterías con una decoración temática sobre el festejado. Estos encuentros no son promocionados por la empresa, sino que las fanbase (grupos de fans organizados que se dedican a apoyar a su grupo favorito) se comprometen a arreglar todos los detalles para que las reuniones sean experiencias maravillosas.
Pero esto no queda solamente en un encuentro. En conjunto con emprendimientos de mercancía K-pop, estas organizaciones reúnen el dinero para realizar proyectos de difusión. Un ejemplo, es el trabajo de la cuenta Bangkanda Forever OficialFanbase, que se ha encargado de instalar banners en vallas publicitarias en la Ciudad de México como celebración en los cumpleaños de los miembros de BTS. Un proyecto que cuesta de entre $7,000 y $8,000 pesos por 14 días.
Como si no fuera suficiente, acompañando al banner, la cuenta logró una colaboración con la sucursal Capital Reforma de la tienda Gong Cha, una fuente de bebidas y bubble tea. En marzo de este año, por el cumpleaños de Suga, el proyecto “Yoongi D-Day” consistía en comprar una bebida temática para obtener como regalo un cupslave, un sticker y una photocard fanmade (hecho por fans) del festejado.
Los regalos también son parte del presupuesto de la fanbase, y la promoción al lugar, por supuesto, corresponde a la difusión del proyecto en redes sociales. Quizá los fans no sean consumidores regulares de Gong Cha, pero el evento es lo suficientemente atractivo como para desembolsar de $100 a $130 en una bebida.
Este ejemplo se plantea en México, pero no es un caso aislado. Los banners de cumpleaños han sido tradicionales en los festejos, impulsados por la recolección monetaria propia de los fans. De alguna manera, han incentivado la promoción y publicidad de los artistas k-pop sin necesidad de que la compañía esté de por medio.
Por supuesto, esto ha provocado un movimiento económico a lo largo del mundo. Desde la venta de merch fandmade conmemorativa, rentas para espacios donde se puede realizar el festejo, la fabricación de algunos regalos en conmemoración de las reuniones y muchos otros ejemplos. No solo conlleva el gasto de los fans, sino que el dinero llega a personas que solo son medios para hacer los eventos posibles.
Las reuniones organizadas por ellos van más allá de simples encuentros; son manifestaciones de creatividad, amor y dedicación. Algo que podría parecer tan simple como agradecer públicamente por el nacimiento de uno de tus artistas favoritos, conlleva a todo un proceso económico.
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